Reproduzco a continuación dos conversaciones escuchadas dos días diferentes, y con camareras y clientas diferentes involucradas en ambas. Cuando pasa una vez, es curioso. Cuando se repite, empieza a ser una serendipia. A partir de ahora, C = Camarera, A = Anónima clienta.
Conversación 1ª:
(A) - Me pones nosequé, nosecuantos... y un txupito de orujo. ¿Tienes vasos en el congelador?
(C) - Los tengo en la cámara.
...silencio...
(A) - Digo que si tienes vasos fríos, en la nevera o así.
(C) - Los tengo en la cámara.
...silencio...
(A) - ¿Pero está frío?
(C) - Claro, están fríos de la cámara.
Es evidente que nuestra amiga A no tenía ni puta idea de lo que era una cámara y nuestra amiga C, cuarentona intentando aferrarse a su juventud vía titanlux, ni putas ganas que tenía de explicárselo, y dedujo que a base de repetirlo iba a acabar entendiéndolo.
- CamaraCamaraCamaraCamaraCamara...
- Ah, vale, en la cámara, haberlo dicho antes
Conversación 2ª:
(A) - ¿Tienes infusión de anís?
(C) - No, pero te puedo poner una copita de Maria Brizard, si quieres.
Pero ¿qué quiere? ¿Tajarla para que no se acuerde de la infusión? Y como decía el gran Itoitz, si le pides una manzanilla igual te ofrece un licor de manzana verde, la muyhijalagranputa...
Vamos, que era como para que C le hubiera respondido algo en plan:
- Y también me puedes poner una coca-cola, un café, una tónica o las bragas en el mostrador, pero no es lo que te he pedido.
Otro descubrimiento de la gran cazatesoros del YuTiub, Triz Vega.
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